domingo, 10 de octubre de 2010

CASA BLANCA

La película  estadounidense Casablanca dirigida por Michael Curtiz, logró su finalidad artística al cumplir con mis expectativas, ello gracias a su profundidad de las caracterizaciones, la intensidad de la dirección, el bien redactado guión y el impacto emocional de la obra en su conjunto.
En esta película prima el contexto conflictivo, su singular drama romántico que tiene como escenario  la ciudad marroquí, bajo el control del gobierno de Vichy y una lucha constante ante los nazis.
A mi parecer, la película ha mantenido su popularidad; por la sincronía en relación a su peculiaridad técnica y temática bien dirigida por su creador. Hay evidencia anecdótica que apunta a que Casablanca ha hecho más mella entre los cinéfilos que entre los profesionales de la industria cinematográfica. Por tanto es necesario resalta el  gran trabajo que realizó el director; a   través de los fondos musicales, los encuadres técnicos, planos y sobretodo a través de los diálogos entre los protagonistas y los secundarios. Ello coopera para mostrarnos carácter oculto: todos mienten para conseguir mantener sus sentimientos en el lado más oscuro de su corazón. Quizás todos esos sentimientos tienen mucho que ver con lo que los actores ocultaban, ya que tanto Ingrid Bergman como Humphrey Bogart actuaban tan sólo como actores contratados por los estudios de Warner Bros, dejando a un lado sus propias diferencias: Bogart y Bergman eran enemigos íntimos, se odiaban mutuamente, pero su profesionalidad les hace protagonizar una historia de amor en la que la química salta desde el principio, tal y como el guión, escrito sobre la marcha, pretende.
En conclusión Casablanca es un drama adaptable y de fácil entender,  que consigue emocionar a sus espectadores  bajo su singular metáfora de conflictos emocionales, propios de su época.

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